El siglo de oro es un periodo de esplendor comprendido entre el siglo XVI y XVII por el entonces Imperio Español. El siglo de oro está compuesto por cambios en lo social, político y económico; razón, contexto histórico por cuál las letras adquieren cambios evolutivos que influenciarían a todo el territorio hispánico, surgiendo así una gran cantidad de obras dramáticas de autores como: Lope de Vega, Tirso de Molina, Juan Ruiz de Alarcón y Pedro Calderón de la Barca, que otorgaron importancia a la cultura de las letras.
El teatro español del Siglo de Oro fue compartido por todos los territorios del mundo hispánico al tiempo que logró una enorme expansión hacia otras literaturas y culturas. Supone, sin duda, uno de los grandes capítulos de la dramaturgia universal y del pasado cultural de Occidente.
No existe una definición generalizada del «siglo de oro español», Bartolomé Bennassar por su parte lo a definido como; <<La memoria selectiva que conservamos de una época en la que España ha mantenido un papel dominante en el mundo, ya se trate de la política, de las armas, de la diplomacia, de la moneda, de la religión, de las artes o de las letras>>.
En las obras de esta época están palpables las obras de arrepentimiento
CARACTERÍSTICAS DEL TEATRO DEL SIGLO DE ORO ESPAÑOL
- Una amplia variedad de temas cuyas fuentes se encontraban en la tradición literaria, la historia y la leyenda.
- Se pasa de la división de la obra en cinco actos o jornadas a la división en tres, lo que permite acomodarla a la estructura de exposición, nudo y desenlace.
- En la métrica, convive la tradición castellana (romance, villancicos, letrillas…) con los metros cultos de procedencia italiana. La métrica se acomoda al contenido de la escena y a las palabras del personaje, a la vez que la polimetría evita la monotonía al oído del espectador.
- Se hace, en aras de la verosimilitud, caso omiso de las tres unidades.
-Como en la vida, se mezclan lo trágico y lo cómico –es decir, se rompen las barreras de los géneros- y surge el concepto de tragicomedia.
LOS PERSONAJES
- Los personajes de nuestra comedia nacional son arquetipos humanos y literarios que se repiten constantemente:
- El rey es la representación de la justicia, es una figura intocable puesto que nuestro teatro clásico –sobre todo el de Calderón- es una encendida exaltación de la monarquía.
- El poderoso –por ejemplo, el comendador- es un aristócrata injusto y tiránico que mancilla el honor de los villanos y que siempre recibe su merecido.
- El villano –frecuentemente un labrador rico- que sufre los abusos del poderoso hasta que restaura, a veces con sangre y legítimamente, su honor.
- El galán, que se mueve motivado por el amor o los celos y que suele ser valiente e idealista.
- La dama. Bella, decidida y siempre virtuosa, como depósito del honor familiar.
- El gracioso es el criado del galán, desenfadado, ocurrente, cobarde y siempre contrapunto humorístico a la seriedad de la trama.
- La criada de la dama, cómplice de sus acciones –en ocasiones, incluso urdidora de las mismas- y que frecuentemente acaba casada con el gracioso.
LOS TEMAS
- El amor, que es el motor que mueve la mayoría de las comedias.
- El honor (honra, opinión), entendida como la estimativa ajena, patrimonio de todos –único patrimonio del pueblo llano- y absolutamente intocable. Reside en la pureza de la sangre y en la honorabilidad de las mujeres de la familia.
- La monarquía, institución venerada de la que se hace una apología –sobre todo en el teatro de Calderón-. El rey es una figura intocable, a salvo de toda crítica y se presenta como el administrador máximo de la justicia para el pueblo.
EL CORRAL DE COMEDIAS
El marco físico donde se representaban las comedias de España era más sencillo que el de otros países europeos. Era el llamado corral de comedias, que, como indica su nombre, era un corral, es decir, el patio interior de un mesón o una comunidad de vecinos, con forma rectangular y galerías a los lados. Uno de sus lados menores presentaba una tarima con telón donde se representaba la obra. En el corral se mezclaban de pie, o sentados en las lunetas, los mosqueteros (llamados así por el ruido que producían y que podían hacer de una obra un triunfo o un fracaso con su comportamiento) junto con personas de toda clase y procedencia social. Detrás estaba la cazuela, donde se sentaban las mujeres, que eran acomodadas por el apretador. La división fundamental en el público de los corrales era por géneros, no tanto por clases sociales, aunque en algunos existía un reservado guardado por una celosía al que podía ir el mismísimo rey a ver la obra. En cuanto a las otras tres paredes del corral, se correspondían con las galerías del mesón o casa comunal –llamadas aposentos- y también albergaban público.
Pero no todo el teatro barroco se representaba en los corrales. También había representaciones palaciegas que no eran, ni en el tablero de juego escénico ni en la tramoya, tan sobrias como las de los corrales. Por el contrario, hacían gala de un gran aparato escénico y efectos sorprendentes, más en consonancia con lo que era el gusto por lo efectista y espectacular propio del barroco.
Autores del siglo de oro
Lope de Vega «Fénix de los ingenios», «Monstruo de la naturaleza»
Nació en Madrid hijo de un bordador de ascendencia noble que trato de darle una educación adecuada. Estudió en Alcalá, a los diez años ya escribía versos latinos y castellanos, desde muy jóven su vida se presenta llena de aventuras y amoríos, fue soldado, tuvo desafíos y peleas de escándalo.
En 1914 se ordenó como sacerdote
Los últimos años de su vida fuerón trankilos, a pesar de la pobreza, la fama de Lope aun en vida fue muy notable
En sus obras inmortaliza a algunas de las mujeres que amo (Filis, Belisa, Fenisa, Camila),
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