George Robert Price fue un hombre especial en todo sentido estricto de la palabra. Envuelto por el mismo en un mundo abstracto de conocimiento y aplicación de estos mismos, que lo hizo muy famoso y a su vez ocasiono su muerte; una muy abstracta consideraría. Quien lo conoció podría constatar que era lo que coloquialmente llamamos un “ratón de biblioteca”; un físico-químico que iba de biblioteca en biblioteca con la finalidad de leer un título de su interés, característicamente no necesariamente tenía que ser acerca de su campo de estudio, si algo le llamaba la atención lo leía sin mas preámbulo.
Price relataba su vida en dos mundos, el primero de ellos el matemático y consideraba que era muy bueno en este: lo comprobó, y también se veía en el mundo social en el que tenía muchas carencias y simplemente se sentía malo para este, su conducta era radicalmente torpe, a pesar de ello logró procrear dos hijos al contraer matrimonio con Julia Madigan, de quien se separo en 1955 a los 8 años de casarse, la razón: él era un ferviente ateo y ella apegada católica.
Nace en 1922 y hace su vida como un Doctor en Química egresado de la Universidad de Chicago en Estados Unidos, teniendo dedicaciones como profesor de la universidad de Harvard, investigador, consultor de IBM y columnista de la revista Science, hasta 1967 dónde decide cambiarse de residencia al Reino Unido con el dinero del seguro que le fue entregado después de una operación por cáncer de tiroides, que lo dejo dependiente de la hormona que lleva el mismo nombre. A pesar de todas sus contribuciones a la ciencia en Estados Unidos de América, es en el Reino Unido donde comienza su extraña historia digna de análisis y retrospección que ocasiona su muerte.
Al entrar en una biblioteca del Reino Unido le llama la atención un artículo del biólogo William Donald Hamilton que trataba sobre la “Selección por parentesco” y se decide hacer una reelaboración del mismo utilizando sus conocimientos para crear una ecuación que proporcione una descripción matemática de la evolución y la selección natural, logró con éxito su cometido y continuo dándola a conocer al mismo Hamilton exponiendo su ecuación, al cabo de un tiempo recibe la respuesta y debido a que su ecuación resulto ser un teorema matemáticamente demostrable llamo la atención del afamado biólogo y la comunidad científica procediendo al encuentro de estos dos grandes científicos.
La ecuación de Price como fue llamada. Es la expresión de un hecho matemático entre ciertas variables, y su valor yace en el entendimiento adquirido al asignar ciertos valores encontrados en la genética evolutiva a las variables. La ecuación demostraba por ejemplo que el altruismo era un error genético y que los organismos vivos no podían actuar de una manera altruista sin realmente esperar nada a cambio aun siendo inconscientemente (egoísmo biológico). Sus siguientes años a la ecuación pasaron con alabanzas y una profunda amistad entre Price y Hamilton.
Su muerte comienza su marcha cuando ve en periódicos y medio de difusión ejemplos de altruismo incondicional, como soldados que arriesgaron su vida por la de sus compañeros en plena guerra; esto lo hace considerar que posiblemente pudo haber cometido un error en su ecuación y decide analizarla, ya no lucha sólo contra una idea, sino contra su realidad matemática de su propia autoría, momento tras momento analiza y vuelve a analizar su ecuación buscando errores pero matemáticamente eran inconcebibles, Hamilton incluso trata de convencerlo respecto a esta verdad que resulta inaceptable para Price; su propia ecuación lo estaba destruyendo mentalmente y consecuentemente a nivel físico, la realidad merecía darle consistencia a la ecuación, pero el se negaba a aceptarlo completamente encontrando la necesidad de demostrarlo, las pruebas eran subjetivas y la realidad posiblemente errónea.
Decide hacer una prueba e invitar a vivir a su casa el tiempo deseado a un grupo de vagabundos, dejando que estos tomen cualquier cosa que quieran, dinero, muebles y cualquier pertenencia de Price, al cabo del tiempo se encontraba helándose en la calle siendo rescatado por su gran amigo Hamilton. George R. Price no pudo comprobar que estaba equivocado y su misma realidad le pareció inconcebible, en Enero de 1975 lo encontraron muerto víctima de suicidio, victima de su realidad matemática, víctima de sus ideas, víctima de sí mismo.
Entre sus contribuciones al mundo podemos destacar;
- La creación de la “Ecuación de Price”.
- la introducción (con John Maynard Smith ) del concepto de la estrategia evolutivamente estable (ESS).
- Concepto central en la teoría de juegos.
- La formalización del teorema fundamental de Fisher de la selección natural.
Sus contribuciones son utilizadas en la actualidad por biólogos, químicos, físicos, matemáticos, actuarios, sociólogos y la teoría de juegos es muy importante para economistas. George Robert Price fue un hombre de ciencia víctima de sí mismo, no cabe duda que las ideas son muy peligrosas, y peor aun las ideas de uno mismo, su muerte es realmente una abstracción de la vida humana, somos premiados con ciertas cualidades y aptitudes de la evolución y somos carentes de otras.
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